Se había convertido en “el argentino de los perros”.
Estaba alojado en un departamento para personal del campus que lo había contratado en la ciudad de Putian, en la provincia de Fujian, China.
Y, aunque había viajado a ese país para trabajar como profesor de educación física en un colegio secundario, su empatía pronto lo llevó a posar los ojos en un grupo de perros en situación de calle que visitaba a diario el lugar..